Esto me ocurrió en Bariloche, en el sur de Argentina. Como de costumbre cuando salía de trabajar a las 12 de la noche, me daba una vuelta por donde se podían ver a las putas y travestis que rondaban ofreciendo su servicios, alguna que otra vez transaba con alguno, pero por lo general sólo iba a mirar.
Una noche en particular me encontré con una travesti joven, no más de 25 años, a la cual le propuse tener algo de sexo, me dijo que no porque estaba cansada y se estaba yendo a su casa.
Le propuse llevarla sin compromiso, acepto y subió a mi automóvil. La chica en cuestión media aproximadamente 1.65, piel trigueña, pelo largo castaño, buenas tetas y una minifalda exquisita que mostraba unas piernas hermosas, más el regio culo que le había visto cuando estaba de pie. Me indicó cómo llegar a su casa y en 10 minutos arribamos al departamento que compartía con otra travesti. Al llegar me preguntó si quería bajar, por supuesto le dije que si. Entramos, prendió la estufa(era invierno) y se arrimó mimosa diciéndo que me iba a agradecer el viaje. Me besó y empezó a agarrar la pija que a estas alturas ya estaba redura. Se agachó y comenzó a chupármela. Luego de unos momentos me dijo:-» Papi, espera que pongo una colcha en el piso así no despertamos a mi amiga y estamos más cómodos.
Hecho esto nos desnudamos y frente al fuego comenzamos a besarnos y chuparnos mutuamente, cuando le baje su tanga me encontré con una hermosa pija de buen tamaño, bastante gruesa y muy durazno pude resistirme, y mientras ella me la chupaba a mi, me introduje todo ese pedazo en la boca para disfrutarlo. Ella mientras tanto me chupaba la pija y comenzaba a acariciarme el culo con total suavidad, poco a poco me metió un dedo mientras me seguía mamando y me hacia gozar como loco. En un momento dado me pidió que me pusiera boca abajo que me quería chupar el culo. Automáticamente accedí a su pedido: me puse en cuatro patas y ella me abrió las nalgas y comenzó a mamarme el orto mientras con una mano me masturbaba. Me llevaba al limbo, de pronto dejo de masturbarme y de chuparme el culo, se puso un condón y me dijo:- «Relajate papito, me hiciste calentar mucho y te voy a coger». Acto seguido me la puso en la puerta de mi ya dilatado culo y con mucha delicadeza pero firmemente me la metió toda, me hizo delirar de placer. Lentamente me agarro de la cintura y empezó a gozar de mi culo y yo de su pija. Me miraba en un espejo y veía como sus tetas se balanceaban sobre mi espalda mientras su verga me taladraba deliciosamente. Poco tiempo después acabo en mi culo y yo regué copiosamente con leche la manta sobre la que estábamos.