Pasó este verano, estaba de vacaciones en Camboriu con dos amigos, los tres de veintipocos y bien gostosos, como dicen allá. Encontramos un buen ambiente y nos integramos rápido, los turistas argentinos cotizan bien, teniamos muchos candidatos para nuestras colitas. Para el primer fin de semana yo ya me habia comido un par de pijas brasileras, y mis amigos tambien ligaron, cada uno a su gusto, ellos son vuelta y vuelta, yo bien pasivo, lo mio es un macho enterrado a fondo en mi culo. El sábado a la noche estábamos en una fiesta, bien surtida, yo charlaba con un par de tipos y una traviesa, los dos tipos estaban buenos y yo ya me imaginaba comiendome a uno de ellos, o a los dos! Conversa va, conversa viene, la traviesa (Luana) fue maniobrando (me contó después) para quedarse sola conmigo. Tenia unos 30 años, un poco mas chica que yo (mido 1,75 y 70 kilos), una morocha bonita y bien sexy en estilo mujer, nada de lo que me interesa a mi. Era también muy piola y divertida, y me fue charlando y charlando (y poniendo steinhager en la cerveza), hasta que me convenció de ir a un motel; femenina y todo, se las ingenió para hacerme calentar. Fuimos en el auto de ella, y ahí ya le mande mano al bulto, sentí algo bien respetable. El motel estaba cerca, así que en unos minutos yo ya estaba de rodillas chupando una pija, buen largo y muy gorda. Ella tomó el control sin preguntar, era muy femenina pero muy dominante también. Me cogió la boca y después pasó a mi culo, me clavó duro y sin asco, me sometió a su gusto (y estaba buenísimo!), hasta que sacó la pija y me lleno la cara y la boca de leche, y me hizo limpiarla con la boca, yo gocé pajeandome. Pocas veces me han cogido tan bien, delicada y femenina como era me rompió el culo como el mejor macho. Me limpió la cara con pañuelos de papel, preguntó si me gustaba que me culearan así (obvio que me gusta!), “viste que una traviesa puede ser tan gustosa como un macho”, y seguimos charlando, hasta que la pija empezó a reaccionar, y vuelta al sexo. Pastilla mediante, me cogió toda la noche, y a la mañana siguiente yo ya era su putito para todo el resto de mis vacaciones. Ella trabaja en un salón de belleza, y gatea un poco para hacer un extra, suspendió casi todo el gateo como activa para guardar su pija para mi. Fueron tres semanas de sexo loco, yo estaba totalmente entregado (increíble!, con un macho sería normal, pero con una traviesa!), hice todo lo que ella quería. Fueron varias primeras veces para mi, y las gocé a todas. Mi primera lluvia dorada, y a full, la tercera o cuarta noche, después de acabar en mi cara, me llevó al baño, me hizo arrodillar en la ducha, “abrí la boca y traga”, y empezó a mear. No lo hacía siempre, dejaba pasar un día o dos, un par de veces esperó a hasta que yo le pidiera, le gustaba ver como me había sometido. Me fisteó también, mi culo ya estaba bien abierto, años de pija y dildos, pero no a ese punto, dolió, pero es increíble la sensación, no es solo el placer de la dilatación total, uno siente que la persona es dueña de uno, que puede todo. Nunca me obligaba a nada, simplemente decía lo que quería y yo aceptaba, y después le agradecía, todo lo que me hizo lo disfrute, y lo sigo haciendo. Tuve que coger con algunos clientes de ella (del gateo y del salón), que querían probar un trolo argentino y rubiecito, ella lo hacía para tener contentos a los clientes, y también para que la sintiera mi dueña. Pagaban bien por mi, y la guita era mía, ella no tocaba un centavo, hice unos buenos mangos. También me daba los gustos, sabía que tenía la fantasía de probar pijas negras, un día estábamos en un barcito y se acercaron dos mulatos (o negros, no distingo), ella me dio un besito, “un regalo para vos”, y se fue. Me enfiestaron, un tercero llegó más tarde, me empache de pija negra, y que linda queda la leche en esas pijas, parece más rica! La fiesta se repitió un par de veces, ella no me negaba nada, en una quise verla cogida por los negros, y se sumó, la reculearon, y que puta se ponía con esas pijas en el culo! competíamos a ver quien la gozaba más. También le pedí un gang-bang, era el momento de probar todo, una noche me llevó a una cancha de futsal, y nos pusimos a mirar un partido. “Miralos bien”, me dijo señalando un equipo, “cuando termine el partido te van a coger”, yo los veía y se me hacía agua la boca y mi colita temblaba. Perdieron el partido, vinieron a donde estábamos, le dieron un besito, ella se fue, y como estaban nos fuimos a la casa de uno de ellos. Ya en el auto me pusieron a chupar pija, y ni bien llegamos a la casa mi cola fue penetrada a fondo, los del otro auto ya nos esperaban al repalo. Fue una noche mágica, seis machos chivados y calientes, todos con pastillita, todos dándome su pija y su leche, me cogieron de todas las formas, dos pijas juntas en mi culo, me penetraron con botellas de cerveza, tuve que lamerle el culo a todos, no había limites ni piedad con el putito, estaba feliz de ser trolo y poder gozar así. Fueron las mejores vacaciones y el mejor sexo de mi vida, las tres semanas pasaron volando. Antes de irme Luana me mandó tatuar, un dibujo discreto, en cuello, para que lo viera cuando me miraba al espejo y pensara en ella, y otro igual en mi cola, para que lo vieran al cogerme, y preguntaran. Todo el mundo pregunta, tatuaje en la cola siempre significa algo. Los chongos que me conocen de antes dicen que ahora estoy mas rico de coger, dicen que mi traviesa-macho me dejó mas putito y complaciente. En invierno Camboriu es una mierda, y ella quiere conocer Buenos Aires, ojalá tenga vacaciones, ya estoy organizando todo!