Todas las niñas traviesas del closet somos exhibicionistas. Es inútil negarlo pues adoramos mostrarnos vistiendo nuestras ropas femeninas, calzando aquellos zapatos de tacones aguja, prendiendo a la cintura sexys ligueros, luciendo las medias que embellecen las piernas, intentando cubrir el hinchado pubis con calzoncitos chiquititos, tratando de rellenar a como dé lugar los delicados soutienes y sacudiendo nuestras cabelleras postizas.
Con la boca pintada, maquilladas, enjoyadas, sensuales, coquetas, somos presas de alegre y jovial narcisismo.
Invariablemente nuestro primer testigo, el más antiguo de los admiradores, nuestro fiel seguidor y consejero, mudo y paciente, amigo y compañero de todas las horas, ha sido y será el espejo.
Quien no recuerda los primeros intentos de travestirnos, con prendas ajenas – tomadas sin permiso o simplemente robadas de las mujeres de nuestro entorno – y toda la extraña emoción, cuando acudimos presurosas frente a él, a mirar nuestra imagen transformada, a la cual lanzamos un beso mientras admirábamos nuestras nalgas por sobre el hombro, y las acariciábamos, sintiendo nuestras manos por la piel erizada como si fueran las manos de un amante invisible.
¡Que divina sensación! es sentir la seda o la lycra en contacto con la piel, acariciando la carne, transmitiendo esa sensibilidad de mujer, esos sentimientos nuevos que fuimos soltando a medida que nos enamorábamos de la dama allí reflejada.
Me encanta pasar las manos sobre mi cuerpo y sobre la tela, repasar con los dedos los encajes o las puntillas, atar y desatar las cintas e inclusive me excita meter la mano por debajo y tocarme obscenamente.
Cuando me pongo una tanguita hilo dental me caliento terriblemente. Me gusta que me apriete, que el cordón metido entre las nalgas me presione el ano.
Tiro de la cintura hacia arriba para sentirla en el culo y como cincha mis genitales, me paseo taconeando frente al espejo, con la cola tirada hacia atrás, moviendo cadenciosamente las caderas, con la boca pintada, entreabierta y febril, deseando tener público, ser admirada y deseada.
Ayyy amigos y amigas… ¡¡¡ me siento tan putita y maricona que quise compartirlo con todos ustedes.!!Besitos
July