-¿Qué es esto?
Carol apareció de repente asomada a la puerta del dormitorio, sosteniendo el móvil con el brazo extendido, mostrándome su pantalla iluminada. Con el gesto enojado, sostenía el aparato de forma inquisitiva, como la madre que muestra a su hijo un calcetín sucio olvidado debajo de la cama. Por la distancia que nos separaba, no podía distinguir las letras de la pantalla pero ya intuía de qué se trataba. Y apestaba. Como el calcetín.
-Cari… No es lo que tú crees… Puedo… Puedo explicártelo…-Acerté a musitar.
Pero rápido guarde silencio. Me sabía poco veraz y con el inconveniente de lo inesperado del hallazgo de la prueba que me incriminaba arrasó con cualquier abono para que floreciera una escusa en la que escudarme, ganar tiempo y hacerme fuerte. Pero Carol me había sorprendido con la guardia baja. Me sentí indefenso ante ella, acorralado en un rincón de aquella habitación que se hacía más pequeña mientras ella se hacía cada vez más grande. Note como sus ambiguos y bellos rasgos adoptaban una forma más severa, su cuerpo se tensaba, sus ojos se nublaban, sus mejillas enrojecían y la mano que blandía el teléfono parecía que lo iba a hacer añicos. Carol no era una mujer como las demás…
-¿Cómo has podido hacerme esto? ¿Cómo te has atrevido?
Mi corazón empezó a golpearme el pecho, mis miembros me pesaban y las rodillas vacilaban su ángulo, me sentí aturdido, confundido, desorientado, afligido por algo que me venía grande, una amenaza que me anulaba antes de hacerse material… Sentí miedo. Me limite a encogerme de hombros y después de titubear, con un hilo de voz alegue lo poco (o único) que podía añadir: Lo siento.
A Carol no le pareció suficiente, nada lo hubiera sido. Se deshizo de móvil y avanzó unos pasos hacia mí. Era unos centímetros más alta que yo pero calzada en sus tacones, su presencia parecía una efigie que cortaba el horizonte. Lucía un vestido segunda piel que afirmaba su silueta, mostrando sus piernas, dos columnas de granito en movimiento y rematando en un escote palabra de honor que no podía disimular la poderosa voluptuosidad de su busto, que se reivindicaba bajo las telas y se reafirmaba en su parte no cubierta como dos rocas solidas, tersas, duras, aquellas que tanto le habían costado conseguir y ahora le daban un aura de seguridad y poderío. Todo esto se aproximaba a mí, como un furioso alud sobre un alpinista desamparado.
Procuré evitar el enfrentamiento del que con toda seguridad tenia las de perder e intenté huir de allí, sorteando su rotunda figura, sus medidas procaces, sus atributos intimidantes que parecían abarcarlo todo. Con un movimiento cerró mi avance, bloqueándome. Traté de adelantarme pero fue imposible, intentaba apartar aquel cuerpo inamovible pero era incapaz de hacer mella en él, al contrario, era yo el que cedía ante aquella estatua esculpida en carne. Su cuerpo enfrentado al mío me aplastaba contra la pared, note sus duras tetas ahogándome el pecho, su abdomen contra el mío y sus piernas abiertas cerrándome el paso. En el bajo vientre también sentí una presión que cada vez se hacía más grande. Sus manos atenazaron como dos garras el cuello de mi camisa y, al tratar de zafarme, quedó hecha girones. A ella también se le había descolocado el atuendo y asomaba en su totalidad un generoso pecho, exuberante, rotundo.
-¡Perro! A mí nadie me humilla como has hecho tú, ahora vas a pagar.
Me soltó un bofetón que me giro la cara. Fue más doloroso descubrir como el pavor minaba mi pensamiento que el fenomenal manotazo recibido. Una tibia humedad resbalo por mis temblorosas piernas. No pude controlar mi vejiga. ¡Estaba muerto de miedo!
-¡Cerdo! ¿Me regalas estos fluidos y a ella le reservas otros? ¡Cabrón de mierda¡ Quítate esas prendas sucias, no sigas faltándome al respeto.
Otro bofetón como un relámpago pareció voltear mi cara trescientos sesenta grados. Preso de un temor paralizante, no sabía hasta cuando iba a durar esto. Así que me limité a desnudarme, quedando totalmente descubierto ante ella, sintiéndome expuesto, vulnerable y aunque el hecho de que exhibiera un pecho pareciera igualarnos, la visión de tamaño atributo la hacía más vigorosa.
-Ya me tienes como querías, por favor te lo pido, ¡basta!
-No, esto no ha hecho nada más que empezar…
De un saltó, ataje sobre la cama el camino hacia la salida pero ella se abalanzo sobre mí, cayendo los dos al piso. Siendo un amasijo de brazos y piernas, empecemos a forcejear, me asía y me estrujaba, dominando mis movimientos y obligándome a permanecer inmóvil. Me dominaba, era más fuerte que yo. Porque Carol no era una mujer corriente… Su dura infancia había trascurrido en las favelas más sórdidas, donde no existía el mínimo atisbo de comprensión hacia su condición. En vez de hundirse, Carol capeo todas las adversidades, superó todos los obstáculos, endureciéndose en el proceso y convirtiéndose en lo que es hoy: una transexual orgullosa de sí misma.
Mi resistencia era inane ante su potencia, era tan fuerte como un hombre o, en mi caso, más. Extenuado, me rendí ante su inagotable energía, muy superior a la mía. Me manipuló como un muñeco, poniéndome de cara al suelo. Sé que durante la pelea, su vestido había subido hasta la cintura. Me agarró de las muñecas y se sentó a horcajadas sobre mi espalda, empezó a deslizarse suavemente debido a que los dos estábamos sudados. Sus tobillos se aferraron a los míos y rodeándolos con sus pies, abrió sus piernas obligándome a hacer lo mismo. En ese momento noté su miembro resbalando sinuosamente entre los cachetes de mi culo como una serpiente. Intenté moverme pero fue inútil, me tenía completamente inmovilizado. Empecé a notar como la punta empezaba a encarar el orificio de mi ano y en un acto reflejo, empecé a apretarlo y cerrarlo.
-¿Quieres luchar? No te va a servir de nada, es más, será más duro para ti.
Apreté el culo con todas mis fuerzas y ella empezó a empujar. Su glande comenzaba a abrirse paso entre mis dos nalgas con el sudor como único lubricante. Empecé a gemir por los esfuerzos y ella también. Estábamos en plena lucha, ella por entrar y yo por impedírselo, yo con todas mis fuerzas aferradas a mi culo que se cerraba en espiral y ella con su polla. Su glande conseguía ceder mis paredes de carne introduciéndose poco a poco, milímetro a milímetro, arrasando a su paso con un urticante escozor que parecía quemar mi piel. Aunque cada vez, segundo a segundo, ganaba terreno, el pulso aun no había acabado. Tenía que impedir su avance escasos milímetros más, quería evitar que me penetrara. Poco a poco su polla reptaba por el contorno de mi ano, abriéndolo con su gran grosor, esquilmándolo con su roce, no pudiendo detener su ofensivo avance. Noté como la punta del glande besaba mi esfínter que no podía remediar ya abrirse un poco. La punta de su miembro empezaba a encajarse, tanteando la obertura del musculo que intentaba cerrar, ya conseguía asomarse al interior, pero aun no estaba dentro. Con todas mis fuerzas cerré mi esfínter asfixiando con una llave su capullo. Ella aceptó el envite, endureciendo su polla más si cabe, estremeciendo todas mis carnes que la rodeaban. Apreté lo más que pude, todo mi empeño se concentró en aquella minúscula zona circular de mi cuerpo. Conseguí detener su avance y tuve la fantasía de que ahora, era yo el que la tenía cogida, agarrada, impidiendo sus movimientos y forzándola a retroceder. Del fondo de la garganta de Carol empezó a brotar un gruñido, al principio imperceptible pero cada vez mas ronco e intenso, a la vez que la presión dentro de mi culo fue en aumento. Apreté, apreté y apreté pero ella también lo hacía. Nuestro esfuerzo alcanzó su punto álgido, no podíamos seguir así mucho tiempo, alguno tenía que ceder. En un último esfuerzo, eché los restos. Después no pude más y, agotado claudique. Su gruñido acabo en un grito triunfante.
Su polla atravesó mi esfínter casi destrozándolo. Toda su longitud, que se me antojaron kilómetros entraron dentro de mí con el ímpetu de un tren sin control, abriéndose paso hasta el fondo, sin piedad, hasta que sus testículos chocaron contra los míos. Ahogue un gemido sintiéndola en mis entrañas, como esa dureza que me destrozaba por dentro, creí que mi culo iba a estallar. Ella se dejo llevar por el instante, sintiendo una ola de gozo y placer por haberme penetrado al fin, momento en que yo aproveche para escapar y como un latigazo, noté el recorrido inverso de su polla desalojando mi culo. Escapé a cuatro patas por el pasillo a toda prisa, pero por el rabillo del ojo vi su imponente figura: estaba desnuda, de pie, en jarras, una complaciente sonrisa dibujada en su rostro, su pechos erguidos, redondos, abundantes, con los pezones apuntándome como flechas, su vientre liso y fibrado y entre sus dos piernas, su polla erecta, solida, insolente, apuntando al cielo, como una cobra antes de su mortífero ataque, se estremecía en su propia dureza. Uno no puede huir de una diosa y me atrapó a cuatro patas como estaba, enculándome con fuerza. Arqueé la espalda y ella empezó a bombear, al principio despacio, entraba y salía de mi todo lo larga y gruesa que era su polla, destrozándome por dentro. Empezó a coger ritmo y sus envestidas ganaron en ímpetu y velocidad. Sus golpes eran tremendos, lo más que podía hacer era aguantar hecho un ovillo como estaba, derrotado. Ella victoriosa me castigaba penetrándome, violándome.
-¿Es así como te follaste a esa puta? ¿Es así como lo hiciste?
Las palmadas de su piel contra la mía eran cada vez más sonoras y repetidas. No tenía piedad, su ritmo parecía no menguar nunca, la única dirección era subir la intensidad. Me estaba taladrando profundo, no paraba, no se agotaba, era una diosa. Hasta que paró en seco. Creí que se había corrido, pero me equivocaba. Me agarró por los hombros y comenzó a incorporarme. La notaba dentro de mí, no la había sacado. Irguió mi cuerpo, como si estuviera de pie, pero no tocaba el suelo. Sus manos me soltaron y permanecí suspendido. La fuerza de la gravedad clavo más su polla en mi interior, me empaló. Me tenía cogido como un grafio. Toda la fuerza de su erección aguantaba mi peso. Su polla tenía más fuerza que mis dos brazos. No sé cuanto tiempo permanecí así, vencido, derrotado, exhibido como una presa muerta en las fauces de un depredador. Pero no sucumbí en las fauces de este animal, sucumbí ante su miembro, ante la alucinante fuerza de su polla que me sostenía dentro de mí.
Ella se inclinó, liberándome de su puñalada de carne y caí de bruces contra el suelo. Tenía el culo destrozado, abierto como el impacto de un torpedo en al casco de un barco. Intentaba cerrar el esfínter pero parecía dado de si. Todo me daba vueltas, estaba roto por dentro. Comencé a incorporarme como pude y cuando estaba de rodillas sentí un chorro lechoso cubrió mi cabello, cabeza, cara, hombros y pecho. Su liquido barnizo todos mis poros, toda mi piel, desde la frente, pestañas, pasando por la comisura de mis labios, reptando desde mis pezones hasta mi ombligo. Después de esta jornada tan dura, cuando estuve empapado, sentí la paz.
EPILOGO
-Carol, lo de hoy ha sido estupendo.
-¿Te ha gustado nene?
-Si mucho, tendremos que repetir.
-Cuando quieras.
-Déjame ahorrar un poco. Cuando cobre el mes que viene, me tienes aquí.
-Te estaré esperando.
Es curioso como la vida te lleva por caminos que no contabas con recorrer, basta un día tonto para cambiar todos tus esquemas.
Empezaré como se debe, por el principio, me llamo JJ y supero por poco los 25 años, altura media, complexión delgado, castaño, debido al tipo de deporte que practicaba sin un solo pelo en el cuerpo … vamos un chico normal y corriente, en cuanto al sexo para que engañarnos, follo todo lo que puedo que es mucho menos de lo que quiero,¡ vaya ¡, aquí también soy el termino medio. Me encantan las mujeres, altas, bajas, guapas, muy guapas, delgadas, jamonas, …. Eso si, mi perdición son las chicas alegres y dicharacheras.
Hace poco la empresa para la que trabajo me destinó fuera de mi ciudad, un chollo, dietas, casa pagada por la empresa, … como siempre en estas cosas al principio te sientes como un pez fuera del agua, sin amigos, sin pareja, en un sitio que no conoces de nada, … poco a poco te vas amoldando, fijándote en tu entorno, en el mío concretamente había una vecinita de esas que te cruzas en el portal, al subir o bajar en el ascensor, … pero de la que no tienes más idea, solo lo evidente, era morena, más o menos de mi edad, delgadita, con un culo precioso y una carita de no haber roto un plato en su vida que no podía con ella, por desgracia, las prisas, el que no había momentos de charlas en esos momentos de encuentros fugaces solo podíamos intercambiar un hola, una mirada, …
Un viernes el trabajo fue un poco mejor de lo habitual, suficiente para poder salir un poco antes y tomar una cerveza con un empleado de la empresa cliente, cervezas, risas, … y lotería, porque después de un rato en el bar al girarme me di de bruces con mi vecinita, igual de sorprendida y alegre que yo. La ocasión era perfecta y nos dedicamos a presentarnos, conocernos, charlar, tomar algo, tanto nos metimos en la conversación que sinceramente ni ella ni yo nos dimos cuenta de que nuestras respectivas amistades habían volado hacía tiempo. Esa conversación relleno nuestras ganas de saber más el uno del otro, Eva, era actriz vocacional lo que la llevaba a trabajar en una oficina para vivir y poder actuar cuando había suerte en algún teatro, como yo estaba desplazada y viviendo sola.
Con varias cervezas y copas de por medio salimos juntos del bar camino de nuestro edificio y entre risas, besitos y demás acabamos en su apartamento, la ocasión era perfecta y todo anunciaba que al menos ese día habría sexo con mi vecinita, ella fue a por algo de beber mientras yo curioseaba por la estancia, me llamó la atención que hubiera atuendo de la obra de teatro que estaba preparando, pelucas, … tome la que tenía más cerca, morena, de pelo largo, … haciendo el tonto me la probé y al darme la vuelta para verme en un espejo vi entrar a Eva con las copas, nos sorprendimos los dos, yo por verla y ella por verme así, rompimos a reir. Ella maliciosamente comentó que me quedaba perfecta, entre risas y un brillo extraño en sus ojos insistió en que no me la quitara mientras tomábamos la bebida, poco a poco nos fuimos calentando, ella me insinuó que le estaba dando mucho morbo verme con la peluca mientras nos besábamos e íbamos desnudando.
Ella tenían un cuerpo precioso, con ese culo perfecto y unas tetas menudas, prietas, un coño depilado, … mientras yo la observaba con mi peluca puesta, como única vestimenta tenía mi erección. Con los ojos más brillantes aún y una mirada malvada en el momento justo me susurró que si no fuera por la parte de mi anatomía que la apuntaba con aviesas intenciones con esa peluca, mi delgadez, su ropa y poco más pasaría por una tía. Acercándose aún más, casi besando mi oreja me dijo lo sucia que se veía pensando que casi lo podríamos hacer como “amigas”.
Mi calentón era tremendo, ella, haciendo gala de su habilidad femenina, se puso manos a la obra para calmar su deseo, casi sin darme cuenta mientras se agachaba para hacerme una mamada con la que casi acaba conmigo tomo las braguitas que acababa de quitarse y me las fue poniendo con suavidad, mirándome a los ojos separó su boca de mi pene y terminó de colocarme su prenda más íntima, mi pene erecto y palpitante quedó momentáneamente desorientado al abandonar tan cálido y húmedo lugar para ocupar su sitio dentro de la suave prenda aun caliente y húmeda de Eva.
En ese momento algún cambio se dio en mi, hasta allí había llegado por iniciativa de ella para cumplir su fantasía de hacerlo con otra chica, aunque fuera de pega pero a partir de ese momento entré completamente en el juego y mi placer y ganas de seguir adelante fueron … inexplicables.
El siguiente peldaño de esa escalera que no se donde me llevaría lo di yo, ahora era yo el que miraba a los ojos mientras cogía su sujetador y con la mirada casi imploraba que me ayudara a ponérmelo, llegados a ese punto poco más había que explicarnos, ella se entregó completamente a la labor de hacerse su “novia” a media. De la ropa que usaba para actuar fue tomando relleno para el sujetador, medias blancas, un estrecho liguero, un vestido negro vaporoso y unos zapatos de tacón.
Si hubiéramos tenido la cabeza más fría nos habríamos dado cuenta de lo absurdo que resultaba nuestra apariencia, Ella completamente desnuda, caliente, dando rienda suelta a fantasías que llevaban demasiado tiempo en su cabeza vistiendo, maquillando, … feminizándome …. Y pensar que dos horas antes parecía que íba a acabar follando a Eva salvajemente.
Cuando ella dio por acabada la transformación me acompañó al espejo …¿ lo que ví? … vi a Eva desnuda, con los pezones erectos, acompañada por una chica morena, alta, delgada, con pecho menudo, guapa, … cuerpo de nadadora o chica fitness, con taconazos … seguro que si viera a esa chica en cualquier bar mi mente fantasearía con ella imaginándola dándome la espalda y ofreciéndome su culo mientras yo sacando al animal que llevo dentro la follaría salvajemente …… la cuestión es que la chica hoy era yo.
Mi “chica” decidió imitarme vistiéndose el traje de “guerra”, de vuelta al espejo parecíamos dos auténticas lobas calientapollas ya que no parábamos de meternos manos, ¿la bebida?, ¿algún tipo de conexión femenin@? El caso es que no se de quien surgió la idea aunque mucho me temo que fue mía, de sacarle más jugo a la noche, decidimos salir a tomar una sola copa a una zona de bares, nos sentíamos realmente sucias, tan sucias que casi se nos pasa por alto un pequeño detalle de última hora, la nuev@ chica mostraba un bulto muy sospechoso, era incapaz de controlar la erección, así que sin quererlo entre en el maravilloso mundo de los complementos, ya como amigas elegimos de su armario un bolso con el que tapar aquello.
El tiempo que tardo el taxi en llevarnos hasta un local de copas se hizo deliciosamente largo notando como el taxista no paraba de mirar por el espejo como jugábamos discretamente.
Entrar en un bar vestido de chica hace que este cobre una dimensión completamente diferente, ¡ es increíble todo lo que nos perdemos los hombres ¡, nada más entrar notas como todos los tíos del bar te desnudan con la mirada en ese momento notas que eras la dueña de la situación. En nuestro lento peregrinar hasta la barra para conseguir la tan ansiada copa sigues notando las indisimuladas miradas, no se si será por algo interior o por el espíritu que me daba el “disfraz” pero sinceramente no me molestaban en absoluto esas miradas.
Metido en el papel tampoco me importó que vinieran de caza a por nosotr@s, nos invitaran a copas, …, pese a no hacer nada entre nosotr@s Eva estaba disfrutando del placer de ir con “novia”, por mi parte además del morbo, el aluvión de sensaciones, …. después de la sorpresa inicial empecé a ver la tendencia masculina a acercarse a las chicas cuando deambulan por el bar, todos lo hacemos de manera más o menos consciente, al principio pensé que era casual pero poco a poco fui notando como pese a que a veces pese a haber espacio suficiente mi culo era “tocado/sobado/restregado” por el paquete de los chicos que iban a pedir copas, al baño, …, lo dicho, sorpresa inicial para acabar ¿disfrutándolo? , en un momento de lucidez me plantee si realmente lo estaba disfrutando, pero el hecho de que tuviera que pegarme el bolso para disimular la erección disipó las dudas.
Mi “chica” debió leerme el pensamiento y viendo la deriva de mis pensamientos decidió marcar su propiedad, con mucho disimulo, fue dando caricias, nos tocamos con toda la discreción que pudimos, aprovechaba a besarme la oreja cuando se acercaba a decirme algo inconfesable, con disimulo tocaba detrás de mi bolso. Ante las miradas libidinosas de los chicos más cercanos que se empezaban a percatar de nuestros juegos, las miradas asesinas de las chicas que nos rodeaban y alguna que otra mirada cómplice de alguna de las otras chicas decidimos buscar la discreción de baño.
Lo siento chicos, íbamos tan calientes l@s dos, que no preste atención al gran misterio universal ¿Qué hacen las chicas en el baño de los bares?. Nosotr@s si sabíamos a lo que íbamos, entramos en uno de los aseos, cerramos la puerta y sacamos todo los que llevábamos dentro.
Eva disfruto cuando su novia se la comió a morreos, mientras le tocaba sus pequeñas tetas, casi con violencia, Eva era incapaz de contener sus manos que recorrían todo mi cuerpo, nos abrazábamos casi con desesperación restregando nuestros cuerpo, dejaba escapar sus manos que apretaba con fuerza mis nalgas, encontrábamos amb@s un placer inusual al tocarme ella mis pechos postizos, mi erección había alcanzado cotas dolorosas y es que el roce de la lencería femenina es enorme. Aprovechando un cambio de postura la di la vuelta haciendo que apoyara las palmas de sus manos contra la pared, la subí el vestido aparté su tanga y la regalé el que luego me confesó había sido el mejor sexo oral de su vida. Su sexo completamente depilado, totalmente empapado era para mi el mejor de los placeres al que solo daba descanso cuando notaba que sus piernas temblaban, finalmente mi objetivo del día parecía que iba a cumplirse, cuando ya el nivel de excitación era máximo, me levante, subí un poco mi vestido y privé a mi polla del cálido abrazo de mis braguitas, me sentía completamente incapaz de separarme de ellas así que simplemente las aparte para sacar mi polla, la imagen no podía ser más extraña a pesar de todo a mí me parecía lo más natural del mundo, dos chicas en un baño, ambas con vestidos por la cintura, con las braguitas de lado, con medias y ligeros una de ellas apoyada en la pared y la otra encaminando su polla al coño de su “chica”, la follada fue deliciosa, pese a la excitación y debido al alcohol ingerido fue larga, Eva no paraba de correrse. Para acabar como la ocasión requería, ella salió de mí, y después de darme un profundo beso inició la mamada más perfecta que he recibido nunca, al mirar para abajo veía una chica preciosa tragándose la polla de otra chica preciosa, acabe derramándome en su boca y cara, ella lejos de incomodarse siguió con su labor hasta que noto como mi polla por primera vez en la noche perdía su dureza. Yo ya había perdido por completo los reparos y agradecí a mi “novia” el placer dado dándonos un profundo beso, por primera vez en mi vida probe mi leche, que viniendo de su boca me pareció el mejor de los manjares.
Después de la batalla iniciamos la reconstrucción, ella me ayudo a volver a mi femenino estado, salimos del cubículo ante las miradas de las chicas las caras de algunas eran un poema, nos maquillamos todo lo aprisa que pudimos y salimos.
Con el sentimiento del trabajo hecho, ¡y de que manera! Decidimos tomarnos una última copa, nuevamente volví a experimentar sensaciones nuevas ya que a diferencia de antes de follarme a Eva ahora sin erección veía las cosas con menos tensión. No tardaron en volver los chicos, los restregones, … alguna que otra copa invitada, ¡que fácil resultaba dejarse llevar! Sin saber muy bien como me di cuenta de que al hablar con uno des estos moscones yo mism@ tendía a tocarle, apoyar mi mano en su pierna, acercarme cuando me hablaba, Eva sorprendida me dejaba hacer, agradecí de manera infinita que mi pretendiente hubiera bebido alguna copa lo que le llevaba a no fijarse en todos los detalles de la “chica” a la que se estaba trabajando, se envalentonaba y se acercaba ¿realmente era necesario pegar el paquete para hablar con una “chica”?, que tontería, claro que era necesario, casi sin querer al decirle una cosa al oído mis labios escaparon dándole un pequeño beso en la oreja, el debió ver en ello el permiso que andaba buscando porque medio suspiro después me estaba comiendo la boca y yo … la verdad es que le seguí la corriente, yo lo hacía bien metido en mi papel femenino, mis movimientos, mi manera de controlar sus manos, … de nuevo tuve que acomodarme el bolso para tapar mi erección, parecía ridículo estar excitado por enrollarme con un chico, vestido de chica y después de haber follado con una de ellas un rato antes pero allí estaba yo, intentaba controlar por todos los medios sus manos para que no descubriera mi naturaleza hasta que en uno de esos movimientos quien fue consciente de la naturaleza suya fui yo, la tenía tan dura como la mía.
¿Qué hacer? Ante la sorpresa de “mi” chico y la mirada algo despechada de Eva le lleve de la mano al baño de los hombres. La historia se repetía, pero ahora era como saltar sin red, nos metimos dentro de uno de los aseos y di rienda suelta a los besos, sobos, … el morbo era infinito y el calentón suyo más aún ya que estaba con una chica manifiestamente “guarra” que no le dejaba meter mano libremente, encontré la manera de entretener sus manos, yo mism@ se las lleve a mi culo.
De perdidos al río, desabotoné su camisa, él aparentaba ser algo mayor que yo, castaño, con pelo en el pecho,¡¡sorpresa, me encantaba!!, le abrace, sobe, le bese y para evitar males mayores tratando de disimular mi erección me senté en la taza y apoye mi bolso sobre mi polla dejando mi cabeza a la altura de su polla. Yo que había empezado el día siendo un chico como el que estaba conmigo estaba acabando la noche vestido de mujer, enrollado con un hombre, disimulando mi erección y con unas ganas difícilmente justificables de ver que escondía su pantalón. Le solté el pantalón, le baje el bóxer y ante mi apareció lo que siempre imagine que me resultaría desagradable, una polla ajena, la tenía a reventar, dura, palpitante, venosa … y larga, la mía bien escondida en mis braguitas estaba igual de dura pero era algo más corta y bastante más gruesa. Sobra decir que ni siquiera tuve un amago de duda, simplemente la cogí con mis manos, gozando su tacto, su calor, y la lleve a mi boca, trate de darle una mamada tan buena como pudiera, bastaba con recordar ligeramente la que mi “chica” me había dado hacía un rato, decir que el sabor a polla me gustó es ocioso, sirvió para sacar a la guarra que llevaba dentro.
En el fragor de la batalla pude escuchar como en el cubículo de al lado se cerraba la puerta y se intuía un numerito similar al nuestro, la protagonista … mi despechada Eva.
La experiencia ayuda y si bien era la primera mamada que daba en mi vida mi larga experiencia pajeandome y recibiendo un buen numero de mamadas me ayudo a tener a mi amigo a punto de caramelo, dando unos suspiros que se oían por todo el baño. Al momento se empezaron a escuchar en el cubículo de al lado suspiros y dado que algunos eran de Eva supuse que tendría la boca libre y estaba follando lo que termino de calentarme lo suficiente para vencer todas las barreras. Saque del bolso de Eva una goma y lubricante, mientras que mi chico se ponía la goma con toda la discreción que pude mi di un poco del segundo. Me coloque en la pared de la misma manera que había puesto a Eva un rato antes y de la misma manera que yo pondría a una chica como yo, levanté mi vestido, aparté mi braguita lo justo dejando mi polla dentro y me preparé para mi primera enculada.
Estaría bien como excusa decir que me dejé llevar por “mi” chico pero no fue así, dado que él estaba aún más nervioso que yo, tuve que tomar la iniciativa, tomar su polla con mi mano y llevármela a mi novato agujero, no se si fue el lubricante, el alcohol, la excitación el grosor de su polla, … lo que es cierto es que entró suavemente, sin dramatismos, sin dolor … comenzó a moverse con suavidad, casi con miedo para ir profundizando cada vez más hasta que note como su cuerpo se pegaba al mío, empezó entonces un bombeo acompasado, cada vez más fuerte en el que yo cada vez participaba más, moviendo mi cadera para hacer más profundas y potentes las penetraciones. Aprovechando el momento saque con disimulo mi polla por el lateral de mi braguita.
Otra vez más la escena debía ser curiosa, en un baño una chica que con esos tacones era un mujerón, inclinada para adelante, con las manos apoyadas y el culo en pompa, recibiendo una follada por el culo por un chico y con la polla saliendo disimuladamente de la braguita, nuevamente me pareció lo más natural del mundo, sonreí imaginando lo que le estaba pasando por la cabeza al chico, debía estar pensando que había triunfado y que mañana contaría a sus amigos que se follo por el culo a un mujerón, mi vista no podía ser mejor, por un lado me sentía llen@ y por el otro al mirar veía a la mujer que había descubierto dentro de mí , adornada con ropa sexy y con mi polla bamboleándose con las embestidas, me daba aun más morbo pensar que la polla que se bamboleaba sin ser vista por “mi” chico era más gruesa que la suya, ¡si él supiera!.
Del cubículo vecino escuche gemidos agónicos, el compañero de Eva había acabado corríendose y suspirando, aquello ya simplemente me superó y me corrí de manera incontenible, sin manos, yo veía salir chorros de leche que se estrellaban contra la taza, la pared, parte caía en las braguitas, …. Se me aflojaron hasta las piernas.
Satisfecho, me descabalgue de su polla, le quité la goma y continué la mamada. Con la excitación mi amigo aguantó poco, sacó su polla de mi boca y empezó a soltar grandes chorros, unos se estrellaron contra mi cara, otros en mi peluca, … suspiro, ruidos, …. Nada es gratis, habíamos dado tanto escándalo que los de seguridad nos echaron de los baños primero y del local después, ya en el taxi, sol@s, al mirarnos l@s dos rompimos a reír.
Lo que ocurrió después no lo tengo del todo claro, solo sé que al día siguiente al abrir los ojos vi que estábamos abrazados, ella desnuda, yo con su ropa interior puesta y con la polla dura asomando por el lateral de mis braguitas
…
Es mi primer relato, enjuiciarlo haciendo la vista gorda a la novatada, me encantaría recibir consejos e ideas