Hola
a todos los lectores de Gemidos. Esto que paso a relatarles es 100 % real.
Quizás carezca de situaciones hot al limite, pero no es ni mas ni menos que mi
historia. Digamos que me llamo Alejandro, vivo en Salta y actualmente tengo 30
años. Toda la vida me gustaron (y me gustan) las mujeres pero desde la pubertad
que tengo fantasías que vivencio en lo que seria una vida oculta.
Calculo
que todo empezó en mi adolescencia, edad en que se empiezan a despertar las
hormonas, y a descubrir todo lo relativo a nuestra sexualidad. En mi grupo de
amigos del barrio (todos de la misma edad, un año mas, un año menos) el tema de
conversación era el mismo: sexo. Como en todo grupo de amigos, siempre hay uno
que es por decirlo de alguna manera, el líder, el mejor para los deportes, el
mas fachero, el mas grandote, etc. Este chico, además, tenia un hermano 3 o 4
años mayor, por lo que era recurrente que vuelta y vuelta le sustrajéramos sus
revistas pornográficas para una mayor ilustración en el tema.
Recuerdo
que una tarde de verano, nos encontrábamos en su habitación los dos solos y
comenzamos a jugar a la luchita (juego en el que el por una cuestión de
fuerza, me sometía como quería). Ese día y por el calor que hacia yo tenia
puesto un short bastante cortito. Fue entonces, que por las circunstancias del
forcejeo, o porque el busco llegar a esa posición, yo quede boca abajo y el
arriba mio, dejándome totalmente inmovilizado. En esa posición, y mientras me
decía que debía rendirme, note que empezó a moverse suavemente mientras me
apoyaba su pija en mi cola. Yo lo mire y le pregunte que estaba haciendo, a lo
que me respondió con una mirada un poco morbosa:
-te
estoy culeando, como a las minitas de las revistas.
Yo
me enoje mal. Y empecé a forcejear de nuevo, a lo que el respondió sujetándome
con mas fuerza, y moviéndose con mas ímpetu contra mi cola. Cuando se dio
cuenta que estaba muy enojado, me soltó y me pidió disculpas, diciéndome algo
que calo hondo en mi ser:
–
perdona, no lo pude evitar… Es que tenes una hermosa cola de mujer.
Creo
que ese día cambio todo en mi cabeza. Porque mas allá de que me había enojado,
comencé a prestarle mas atención a esa zona de mi cuerpo. Realmente tenia
contornos mas femeninos que masculinos: Piernas bien formaditas, caderas
ensanchadas en relación a mi cintura, y una cola bien redondita y carnosa. Al
mismo tiempo, y a pesar de las disculpas ofrecidas, este pibe continuo
feminizandome permanentemente. Cada vez que podía, me tocaba la cola, o me
apoyaba su pija al pasar. Y así, fueron pasando los meses y los años, y cada
vez mas, yo me iba erotizando con ese juego. Además en esa época, abundaban en
los canales, las películas eróticas y también los típicos programas de humor
argentino en los que salían tremendas hembras todas semi desnudas, luciendo
todo tipo de lencería sexy. Obviamente y siendo un adolescente me masturbaba
como un loco viendo unas u otras. Y tenia una ventaja: por un lado soy hijo
único, y por el otro, mis padres solían tener una vida social bastante movida y
permanentemente salían a reuniones y cenas, dejándome solo en casa. Así que
aprovechaba para estar a mis anchas. Pero de a poco me fui dando cuenta que me
producía mucho placer el observar a las mujeres, ya sea mientras las cogían o a
las vedettes que salían en los shows de humor, pero como tales. Es decir, me
calentaba viéndolas e imaginándome a mi en ese rol. Al comienzo todo era muy
confuso, y la excitación estaba ahí, pero sin saber bien que era exactamente lo
que me calentaba… Hasta que lo descubrí
Una
noche, mis padres salieron a una cena y apenas sentí que el ruido del auto
desapareció en la distancia, me dirigí al cuarto de ellos y abrí los cajones de
la cómoda de mama. Ante mis ojos apareció una barbaridad de lencería. Si bien
no tenia cosas súper sexies (como tangas o portaligas) debo decir que el stock
estaba bien nutrido. Bombachas, vedetinas, corpiños, bodies, medias, etc. De
algodón y de encaje. Comencé a probarme de todo, mientras desfilaba frente al
espejo. Realmente era una nena. No les puedo explicar la excitación y la
adrenalina que sentía. Cuando no aguante mas me masturbe. Y no lo hice como
tradicionalmente se masturba un hombre, sino que me acosté en la cama boca
abajo, coloque una almohada debajo de mi pelvis para que mi cola quede mas
levantada y se luzca mejor. Por encima de mis hombros yo me miraba y me
enloquecía con ese cuerpo que iba descubriendo cada vez mas femenino. A partir
de esa noche, todo cambio. En cada masturbación yo ya no gozaba como nene, sino
como toda una nena. Encima, cuando empecé el 4to. Año del secundario (yo tenia
16 años) yo empecé a ir al turno tarde. De tal forma yo me quedaba solo todos
las mañanas ya que mis padres salían a trabajar. Así que todo el ritual lo
podía hacer a diario por las mañanas. Había días en que me levantaba, me vestía
de mujer y me la pasaba horas, actuando como mujercita. A esa altura, recuerdo
que juntaba moneda por moneda y juntando todo el valor del mundo, me anime a
comprarme mi primer tanguita. Luego vinieron las medias tipo bucaneras, los
corpiños, los portaligas, los tacos altos, etc.
Obviamente,
la fantasía que empezó a apoderarse de mi era la de hacerme ver, algo con lo
que pensaba cuando me masturbaba. Pero no me animaba. Si alguien me descubría
me moría de la vergüenza. Una noche de esas en que me quedaba solo, junte
ánimos y salí a la calle vestido de nene, pero con ropita interior de mujer por
abajo. Camine por varias cuadras, alejándome de mi barrio, de mi cuadra. Hasta
que llegue a las vías del tren que pasa por el medio de mi ciudad. Daba un poco
de miedo, pues la oscuridad reinaba y además el lugar estaba sumamente
descuidado con yuyos a ambos lados de la vía, que en el mejor de los casos
median medio metro. Pero se veía todo muy desolado, no había un alma por allí.
Así que me anime y me adentre a caminar por las vías A los 20 metros de
recorrido no aguante mas y me baje el pantalón de gimnasia hasta las rodillas y
camine así un buen trecho sintiendo la brisa de la noche rozando mis piernas y
mi cola que lucían imponentes con una tanga blanca y medias negras… camine
meneando mis caderas como una mujercita en celo… me sentía la mas perra del
mundo… Habré caminado unos 30 o 40 metros así y luego me subí el pantalón
antes de llegar al próximo cruce con la calle. No les puedo explicar el susto
que me lleve cuando casi al llegar ahí, me cruzo con un tipo de unos 30 años,
de muy buena presencia, que estaba sentado fumando al borde de la vía, y que yo
obviamente no había podido divisar. Cuando pase delante de el, me pregunto la
hora, a lo que yo respondí al pasar sin detenerme. ¿Que andas haciendo? me
pregunto. Mi respuesta fue salir corriendo ante la mirada de este desconocido.
No pare hasta llegar a mi casa. Sentía una mezcla de nervios, miedo y
excitación. Yo pensaba que era obvio que el me había visto y que le había
gustado lo que vio y por eso quiso entablar charla… de alguna forma había
satisfecho sin querer la necesidad de mostrarme así ante un hombre… eso me
encanto y obvio que me masturbe pensando en ese episodio durante varios meses.
Pero
al mismo tiempo, debo aclarar que comencé a sentir un sentimiento de culpa
bastante grande, y eso me llevaba a suspender, psicológicamente hablando, mis
episodios de transformación. Eso me sigue ocurriendo hasta la actualidad. Pero
digo suspender. Aclaro esto porque la fantasía siempre vuelve, y a veces con
más fuerza que antes.
Tal
es así, que una mañana en las que solía quedarme solo como explique antes, no
aguante mas y me vestí nuevamente: Medias blancas de lycra tipo can-can y un
body azuladito re sexy turquesa que marcaba muy bien mis contornos femeninos.
Volvía a sentirme una nenita de nuevo. Y lo mas gracioso es que sacaba cada vez
mejor mi femeneidad, me gustaba cada vez mas en mi rol de mujercita. La
calentura se apodero de mi, mientras me tocaba todo el cuerpo delante del
espejo y al mismo tiempo saboreaba una banana, en un claro deseo de chupar por
primera vez una pija de verdad… Los días siguientes repetí la misma escena…
Hasta que una de esas mañanas el timbre de casa interrumpió la función. Corrí a
ponerme una remera por encima que tape mi torso, ya que decidí atender por la
ventana, por lo tanto no importaba que la remera era cortita y no llegaba a
cubrir mi cola. Pensaba que se trataría de algún vendedor ambulante o algo así.
Entreabrí la ventana y me doy con un chico como de mi edad (yo tenia 16 años)
que estaba vendiendo unas rifas para su colegio o algo así.. no lo recuerdo
bien. No era una belleza, pero tenia un lindo cuerpito, se notaba que hacia
deportes. Vestía zapatillas, un pantalón de gimnasia azul (típico de colegios)
y una remera blanca. Me pregunto si le quería comprar una rifa, y en milésimas
de segundos tome la decisión de hacer algo que hasta ese momento no me animaba:
Le dije que me esperara a que le abra la puerta… Sin demorar corrí hasta la
puerta, previamente pase por el espejo y me acomode la ropita (metiéndome bien
el body dentro de mi cola) y le . Yo tenia una posición favorable, ya que la
puerta de entrada no daba frente a la calle, sino de costado y además estaba
ubicada al final de un zaguán, con lo que me aseguraba quedar fuera de la vista
de los transeúntes. Cuando le abrí, al principio solo mostré mi torso y parte
de una pierna. Le pregunte de que se trataba a lo que el me informo sobre el
precio de la rifa, y los premios… Obvio que no me importaba nada de eso, solo
quería ver si podía hacer que el se fijara en mi. Como acepte comprarle un
numero, le pedí que me esperara a que buscara el dinero para pagarle, lo que
significaba adentrarme hacia la cocina y caminar dándole la espalda hacia el
interior de mi casa. Lo hice sin cerrar la puerta para que el pudiera verme. Y
efectivamente, mientras caminaba moviendo mis caderas como una gatita, giro mi
cabeza y lo descubro asomado viéndome el orto. Inmediatamente se hizo hacia
atrás, pero no importaba: yo ya me sentía a mil grados de temperatura y
sabiendo que me había visto. Ya no había dudas. Volví con el dinero y
obviamente ya no me escondía en absoluto: La puerta estaba abierta
completamente y yo parada frente a el comencé a elegir algún numero de la rifa.
Mas obviamente aun, ningún numero me terminaba de convencer, jaja. Lo único que
deseaba era que el chico extendiera sus manos para tocarme las piernas, la
cola, algo. Pero no se animaba por la timidez o el miedo a las sensaciones
nuevas, por lo que yo me veía obligado a prolongar ese momento al máximo. No
sabia que hacer para incitarlo, e incluso llegue a mirarlo y pasar mi lengua
sutilmente por mi labio superior. Pero el nada. Cuando ya razonablemente no
pude demorar mas, le compre cualquier numero, le pague y el se dio media vuelta
y camino hacia la vereda por el zaguán, dejándome a mi con una enorme sensación
de calentura y frustración ¿¡Tanto me había expuesto para que no pase nada!!!!?
Así que, sin dudarlo y presa de la excitación decidí quemar las naves: antes de
que llegue a la vereda lo chisté y me coloque de espaldas a la puerta parado
con mis piernas levemente separadas, arqueando mi espalda al máximo para sacar
bien la cola y me levante la remera hasta la cintura. Fueron un par de segundos
hasta que llego nuevamente a encontrarse con ese panorama. Se quedo mudo, sin
decir una palabra pero sus ojos estaban clavados en mi cola. Yo lo miraba y le
pregunte en un tono inocente:
-¿que
te parece? ¿te gusta mi cola?
El
solo movió su cabeza en tono afirmativo… estaba paralizado, ni siquiera se
tocaba su entrepierna que ya empezaba a notarse mas abultada (el pantalón de
gimnasia no ayudaba a disimular eso…)
-¿Me
queres tocar? Pregunte en un tono mas inocente aun, ya sin poder mirarlo presa
de una mezcla de excitación y nerviosismo que me superaba.
El
no hizo ni dijo nada durante varios segundos, e inclusive, eso me hizo pensar
que a lo mejor se mataba de risa y se iba. Calculo que habrá mirado a su
alrededor para ver si alguien podía descubrirnos en ese acto… hasta que
siento que me empiezan a manosear la cola a dos manos. Poco menos que comencé a
delirar de placer… lo hacia de una forma muy torpe así que lo tome de sus
manos y sin dejar de darle la espalda, lo hice que me toque como a mi me gusta:
aprentandome las nalgas, e introduciéndolas por el medio de ellas… Eso me dio
el control de la situación por lo que al rato, y ya habiéndome vuelto loca del
placer, me di vuelta de repente, me arrodille frente a el y mientras agarraba
su pantalón por el elástico le dije:
-a
ver que tenes acá papito
Baje
al mismo tiempo pantalón y slip, para dejar al descubierto su verga totalmente
erecta y dura, la cual me metí entera a mi boca, casi en forma desesperada. No
era muy grande, pero era mi primera pija y me volví loca. Se la chupaba toda,
ya que me la podía meter entera a mi boca. Como era mi primera vez calculo que
fui yo la que lo chupo en forma torpe también. Seguramente si. Pero se notaba
que a el le estaba gustando mucho todo eso. Yo lamia todo su tronco hasta su
glande para luego engullirme una y otra vez esa pija, bajo su atenta mirada. De
todas formas se le notaba mucho nerviosismo ya que se asomaba constantemente a
mirar hacia la vereda. Eso me hizo tener el miedo de que alguien nos
descubriera. Así que me la saque de entre mis labios y lo mire y solo le dije
chau. El se dio media vuelta muy avergonzado por todo y se fue rapidísimo.
Creo que ni siquiera se debe haber detenido a seguir vendiendo mas rifas…
Nunca mas lo volví a ver pero estoy segura que me debe haber dedicado mas de
una paja… como las que yo le dedique a el…
Continuo
en proximos relatos…